Hace poco, una de mis alumnas de la Academia para Psicólogos compartía conmigo una duda ¿Cómo influyen las emociones en el lenguaje y la comunicación? quedé fascinada con poder responder a ello, pues para quienes se dedican al ámbito de la inclusión educativa o la terapia de lenguaje puedo compartir algunos aspectos que me resultan fundamentales de abordar cuando se trata de niñas o niños que presentan algún trastorno del lenguaje o la comunicación, las cuales puedes tomar en cuenta para planificar tus sesiones de trabajo:

Autoestima: Los niños que viven con estas condiciones día a día tienen que lidiar directa o indirectamente con la presión y/o frustración de los adultos o familiares respecto a sus dificultades al expresarse verbalmente, escuchando continuamente frases de comparación con otros niños/as que: “ya hablan” “pronuncian mejor” “empezaron a hablar a su edad o más pequeños”, incluso, podrían experimentar acoso escolar. Situaciones como estas pueden generar afecciones en el autoconcepto, autoestima y la confianza en sí mismos, por lo tanto, desarrollar la habilidad para automotivarse, tener una imagen positiva de sí mismo,  manifestar autoeficacia (percepción de sentirse capaz), serían algunos de los objetivos a cumplir en las sesiones de educación emocional complementarias a la terapia de lenguaje.

Habilidades sociales básicas: aprender a presentarse, saludar, hacer solicitudes o peticiones, iniciar o terminar conversaciones, formular preguntas, son habilidades necesarias para las interacciones sociales, por lo cual, también es importante integrarlas en tu planificación.

Comunicación no verbal:  incluye el reconocimiento y uso de las convenciones sociales del lenguaje o “acuerdos culturales” verbales y no verbales que usamos al comunicarnos, como la distancia-cercanía social, el lenguaje corporal: postura, gestos, ademanes y movimientos que nos permiten entender lo que el otro está comunicando y del mismo modo, poder expresarnos, sin necesidad de hablar.

Por otra parte, reconocer y comprender nuestras propias emociones, así como las emociones de los demás es importante para el desarrollo del lenguaje y la comunicación, ya que permite comprender el significado emocional detrás de las palabras y expresiones. Parte de este reconocimiento implica:

  • Desarrollo de la empatía: La empatía es una habilidad fundamental que implica comprender y anticipar las necesidades, sentimientos y comportamientos de los demás, poder hacer esta “lectura” de la otra persona favorece la capacidad para comunicarse y fomentar relaciones interpersonales saludables, sin embargo, en los casos en que existen dificultades en la comunicación verbal o no verbal la incapacidad de hacer una lectura del estado emocional de los demás puede generar angustia, desesperación o frustración, por lo que, esta habilidad también tendrá que ser de las principales a enseñar.
  • Regulación emocional: La regulación emocional es una habilidad clave que permite comunicarse de manera efectiva en diversas situaciones: aprender a regular las propias emociones, esperar turno, ceder la palabra, evitar interrumpir conversaciones, permite comunicarse de manera más efectiva y respetuosa con los demás. Sin embargo, en niños/as que presentan alteraciones del lenguaje por lo que podríamos observar impulsividad, falta de tolerancia a la frustración y de regulación emocional ¿por qué? debido a que su vocabulario emocional (así como su vocabulario en general) puede estar limitado tendrá dificultad para expresar sus necesidades, ideas, sentimientos y se sentirá frustrado, por lo que es posible que lo manifieste con llanto, rabietas, comportamiento inquieto e irritable, en ese sentido, la educación emocional puede contribuir a incrementar el vocabulario emocional a partir del reconocimiento de gestos y movimientos corporales para expresar emociones así como de manera verbal nombrar las emociones.

 

En resumen, al permitirle comprender las emociones, desarrollar empatía, regular las emociones y expresarlas de manera efectiva puede mejorar significativamente la capacidad de comunicarse y crear relaciones interpersonales saludables, por lo cual, resulta indispensable diseñar programas de educación emocional dirigidos a niñas y niños con trastornos de lenguaje/comunicación así como para sus familias.

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